¿Qué hacemos durante el día mientras vivimos?

Una tarde, una amiga que vive en Buenos Aires nos preguntó "¿qué hacen durante el día mientras viajan?". Después de mirarnos con cara de "de todo y nada a la vez", le respondimos en este post.

Hoy nos dimos cuenta que pasaron 3 años de aquella pregunta. Y también que estamos cumpliendo 2 años de estar quietos en un mismo lugar.

Llegamos por segunda vez a San Cristóbal de las Casas sin imaginar que estariamos tanto tiempo y que, entre las bellas cosas que nos dió este rinconcito al sur de México, está el mejor regalo de nuestras vidas: Gaia. 

Ahora la pregunta que muchos nos hacen es: ¿No extrañan viajar? 

¡Claro que sí! Pero también sentimos que no hay prisa. Algo nos cambió internamente respecto al "tiempo": Creemos que no hay tiempos. Somos dueños de nuestros tiempos.Y, como dice el escritor José Saramago, "dando tiempo al tiempo, todas las cosas del universo acabaran encajando unas en otras".

Entonces, mientras no viajamos, aprovechamos de esta pausa que nos pernite hacer otro montón de cosas que nos gustan y que viajando se dificultan.

Y ¿qué hacemos durante el día mientras vivimos?
La vida en Sancris es lenta, o al menos la vida que nosotros llevamos es lenta.
Tenemos rutinas pero a la vez vivimos sin obligaciones de horarios
Nos acostumbramos a hacer menos cosas con más tiempo para disfrutarlas, justamento a la inversa de lo que hacíamos antes de vivir de viaje, que era ocuparnos con más cosas en cada vez menos tiempo.

Un día le explicaba a mi papà en un carta que acá siento que no existe la obligación de que siempre hay que estar haciendo "algo" porque sino "desaprovechas el día". El tiempo pasa de otra forma -o nos damos permiso a que pase de otra forma-.

Descansamos en los silencios, admiramos las montañas, disfrutamos escuchando llover, observamos cómo cada día crece la planta de caléndula que comparte terreno junto a la placenta de Gaia, nos alegramos de recibir la visita cotidiana de un colibrí a la salvia morada de nuestro jardín.
No necesitamos demasiado para sentir que el día valió la pena.

Saludando al sol con Gaia.

El andador (peatonal) de Sancris una mañana lluviosa.

Caléndula.

A diferencia de cuando estamos viajando, que compartimos las 24 horas, los 7 días de la semana, los 365 días del año, la cotidianidad de vivir en un lugar nos permite tener actividades por separado. Entonces, voy a yoga y Martín a jugar al fútbol o al básquet, por ejemplo. 

Yoga con Gaia.

Ahora, Con Gaia, mucho de nuestro tiempo se lo dedicamos a ella: A darle de comer, pasearla, jugar, cambiarla, bañarla, dormirla. Nos gusta ser mamá y papá de tiempo completo por igual. Y, la verdad, es que eso es posible gracias a la vida que elegimos.

Quizás, si viviéramos en Buenos Aires, necesitaríamos trabajar los dos y dejar a Gaia al cuidado de los abuelos, alguna tía o en una guardería. 

Lo cierto también es que la vida de viaje te enseña a necesitar menos. Vivimos en una casa pequeña pero con jardín y eso nos resulta más que suficiente. Si necesitamos ropa (sobre todo para Gaia que está creciendo a pasos agigantados), compramos ropa usada o intercambiamos con otras mamás.Otra de las cosas que nos gustan de este lugar es que está repleto de tiendas que venden ropa casi nueva al precio de usada. Incluso, hay muchas personas que abren sus garages ofreciendo ropa, muebles, jueguetes o lo que fuera que ya no usan a precios muy baratos.  

Además del colibrí, tenemos otros visitantes ilustres.

Casi nunca comemos afuera de nuestra casa, pero si algún día decidimos darnos un gustito, vamos a comedores que sirven menúes (sopa + plato principal + bebida) por no más de 60 pesos mexicanos (3 dólares).

Pero, en realidad, los grandes festines culinarios suelen ser en nuestra casa.
Muchos amigos viajeros llegan a Sancris sabiendo que estamos acá y por días, semanas y hasta quincenas o meses el plan es organizar qué comida rica cocinaremos con la excusa de estar juntos y compartir charlas, anécdotas, planes y risas. 

Abrazamundos, Amerikombiando, La Cafetera.

Salimos a vender nuestra ropa de la India, porque de algo hay que vivir. Pero somos nuestros propios jefes, así que eso también nos permite manejar nuestros tiempos.

Escuchamos mucha radio. Levantarnos, poner el agua a calentar para el mate y prender la radio es una rutina que nos encanta. Casi siempre escuchamos radios de Argentina porque, así como en nuestra computadora todavía tenemos programado el horario argentino (2 horas más que en México), escuchar qué pasa en nuestro país nos hace estar un poquito más cerca. 

Casi todo lo hacemos caminando. Las distancias son como las de un pueblo, todo queda cerca. 

En la esquina de nuestra cuadra hay una avenida donde hay panaderías, verdulerías, carnicerías, lavanderías, queserías, pollerías, bicicleterías, florería, almacén. O sea todo.
Y los andadores (peatonales) de Sancris son ideales para pasear, encontrarse con amigos. Dar la vuelta al perro, como dicen  los pueblerinos.

Donde mires, siempre están las montañas.

Cuando surge la oportunidad, nos vamos al río o a un recreo que queda a 10 minutos en kombi que se llama Arcotete. Entonces, tanto un lunes como un sábado podemos estar comiendo un asado al solcito o haciendo un picnic. Amamos que nuestros días sean todos como un viernes, con la libertad que los viernes prometen y, aunque vivir en un lugar fijo no tiene tantos imprevistos como andar de aquí para allá, nunca sabemos qué nos deparará cada día. 

Estamos reacondicionando la kombi para viajar de a 3. Cada día surgen ideas para que Huella resulte más cómoda. Todavía no sabemos hacia qué dirección iremos. Tenemos un mapa de posibilidades dando vueltas en nuestras cabezas. 

Tampoco sabemos cuànto tiempo más estaremos por acá. Hay algo dentro nuestro que late con fuerza y nos impulsa a seguir viajando, conociendo, descubriendo, abriendo caminos. Pero hasta que llegue el momento de partir, disfrutamos de vivir el viaje que hace 2 años se detuvo en éste lugar y nos preparamos lentamente para el próximo destino, que confiamos en que siempre llegará en el momento indicado y será a donde nos estén esperando.