Feliz 2013 desde el Caribe de Colombia

Siento que no hay mejor lugar donde empezar un nuevo año que en el mar.
Y si encima nos toca enterrar los pies en arena blanca y limpiarlos con el agua cristalina y tibia del Caribe intuyo que es un extraordinario comienzo.

El 2013 nos encontró en la península de Barú, más precisamente sobre Playa Blanca.
A lo largo de la extensa playa pueden encontrarse cabañas, carpas y hamacas para dormir. No hay electricidad ni agua potable pero sí hay unas románticas velas, algunas duchas improvisadas con baldes de agua dulce que venden los nativos, un mar convertido en una piscina turquesa donde se puede nadar y hacer snorkel y mucha, mucha tranquilidad.

El lugar es tan hermoso que ciertas comodidades se vuelven prescindibles y es ahí cuando realmente te das cuenta que  no es necesario demasiado para ser feliz.

Hasta Playa Blanca se puede llegar por tierra o por agua. Desde Cartagena salen barcos, e incluso tours que te llevan a pasar el día, y si vas en auto hay que acercarse a un pueblo llamado Pasacaballo para tomar un ferry que en 5 minutos cruza el Canal del Dique y luego se continúa aproximadamente 20 minutos por un camino de tierra hasta llegar a la playa.

Luego de disfrutar varios días en Barú seguimos camino a las Islas del Rosario, un archipiélago conformado por 27 islas que fueron declaradas Parque Nacional Natural debido a la necesidad de conservar y proteger los arrecifes de coral y las numerosas especies de algas y animales que habitan allí.

Elegimos Isla Grande para continuar nuestro hermoso comienzo de año.
Ésta isla es, como su nombre lo indica, es la de mayor extensión. Tiene alrededor de 200 hectáreas y en ella se encuentran los tres ecosistemas característicos de la zona: las lagunas costeras e interiores, los manglares y los bosques muy secos tropicales.

A las Islas del Rosario también se puede llegar en ferry desde Cartagena o si vas desde Barú llegas en barco en 20 minutos.
Mucha gente busca en las islas hacer snorkel o cursos de buceo.
En el interior de la Isla Grande hay senderos ecológicos que te conducen hacia las diferentes playas.

Sentada en el muelle alcanzo a distinguir 7 azules diferentes en el mar y veo el agua perderse en el cielo. Ese mismo horizonte es el que que a las 6 de la tarde se vuelve dorado para al rato darle paso a una infinidad de estrellas que se me escapan de la vista.

Y entonces siento que estirándome un poquito logro tocarlo y aunque ni siquiera llego a rozarlo con la puntita de los dedos, la sola posibilidad de mirarlo me hace sentir que en el caribe colombiano toco el cielo con las manos.