Vilcabamba: Cien años de juventud

Hay un pueblito al sur de Ecuador, ubicado a 41 km al sudeste de Loja y a 1500 m.s.n.m. llamado Vilcabamba.
Según se cuenta, varios de sus habitantes son centenarios y viven más de un siglo manteniendo la mente lúcida y los cinco sentidos hasta el final de sus vidas.
Esta es la razón por la que mundialmente Vilcabamba empezó a conocerse como el Valle de la Longevidad.
Descanso en la plaza de Vilcabamba.
Dicen que el secreto de la larga vida reside principalmente en que la temperatura del lugar nunca baja de los 18 grados ni excede los 24 y que las aguas de sus ríos acumulan el doble de minerales.
Parece que en la década del 70, un japonés que padecía cáncer llegó al valle y se curó definitivamente. A partir de ahí, Vilcabamba comenzó a popularizarse y a captar la atención de varios científicos que empezaron a estudiar sus virtudes.
Hoy Vilcabamba está repleto de extranjeros que decidieron establecerse seducidos por la promesa de la  ”eterna juventud”. Y no resulta llamativo encontrarlos por todos lados. Tienen restaurantes, hoteles, alquilan bicicletas o caballos. Lo que sí sorprende, y a veces hasta desubica, es estar en Ecuador y que alguien te hable en inglés cuando vas a comprar pan a  un negocio.
Pero el capitalismo tiene esas cosas. Ellos traen los dólares y la gente de Vilcabamba parece adecuarse a quienes dicen “les dan de comer”.
Por suerte, este sitio, que en algún momento fue considerado “el lugar de los dioses” por los Incas,  tiene mucho más que un lindo pueblo atestado de extranjeros que llegaron tras la promesa ser siempre jóvenes, y uno puede disfrutar de su bella y abundante vegetación, un sin fin de flores y mariposas de colores, sus casitas de adobe y techos de tejas, huertas de vegetales y árboles frutales y un río un poco frío pero exquisito.
Y si algún día llegas a Vilcabamba creemos que lo mejor que te puede pasar  es recluirte en Rumi Wilco, el ecoalbergue de Alicia y Omar. Esta pareja de argentinos, ambos naturalistas y ex biólogos en las Islas Galápagos, se ocupa de cuidar y mantener un gran bosque protector repleto de senderos auto guiados.
A la reserva quedarte a dormir, ya sea en carpa, cuartos compartidos o cabañas frente al río o simplemente ir a caminar, conectarte con la naturaleza y olvidarte del paso del tiempo.
Afortunadamente existe gente como este bello matrimonio que entiende que lo importante no es la duración sino la calidad de la vida humana.
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1 comentario:

  1. Que grandes estos viejos piolas! muy buena nota chicos, sigan asi!

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