Momento kombirutero: La voz de Radio Rutera

En febrero del 2012, días antes de que el sueño de la Kombi Rutera empezara a rodar, recibimos un mail que decía así: 

De: Quique Pesoa
Asunto: Me acabo de enterar de su viaje. Los acompaño con entusiasmo. Sabrán que tengo un estudio en mi casa, en San Marcos Sierras. Durante el viaje, si me necesitan para algún texto o cosa que se le parezca, me lo envían y va vía MP3.

Palabras más, palabras menos, imaginen nuestra alegría. Éste tipo, periodista y locutor argentino (actor, músico, vitivinicultor, viajero y seguramente algo más), que en varias oportunidades se coló con su voz en nuestras casas, esa voz que le da sentimiento y color a las palabras lanzándolas al infinito con ecos de  magia, nos ofrecía a ser "LA VOZ" de Radio Rutera.

Meses más tarde -y bajo la advertencia "ni aparezcan a la hora de la siesta porque los reviento"- nos esperaba en la segunda posición del baile clásico, es decir, con los brazos abiertos" en su bellísima y cálida hostería La Merced, que también es su refugio en las serranías cordobesas. 

Cata y Quique Pesoa.

Estuvimos varios días comiendo, bebiendo, compartiendo (porque uno puede estar horas -y días enteros- escuchándolo a Quique), conocimos a Cata, una de sus hijas, más tarde -en México- conoceríamos a otra, Margarita, y virtualmente conocemos a Lucila, otra más de éste clan tan especial que son los Pesoa.

Quique nos recibió con picada y su vino "Flor de Peludo".

Cada tanto nos llega algún mail donde nos cuenta que escuchó tal o cual programa y lo acompaña con alguna recomendación como "huyan de los estereotipos establecidos para hacer radio. Creen. Tienen la libertad para hacerlo, es decir, tienen la obligación de ser libres".

Con Margarita y León Pesoa en  Oaxaca, México.

Es un lujo permanente que la voz de éste grande, que ya era grande cuando lo escuchábamos y se volvió el más grande cuando lo conocimos, sea quien invite a subirse a la Kombi Rutera a los que escuchan nuestro programa de radio, esa ventanita que amamos abrir para que más gente viaje con nosotros.

Ojalá todos tuviéramos su humildad, su inteligencia, su generosidad y su particular humor.
Pero Quique Pesoa hay sólo uno. Y es un placer habérnoslo cruzado en el viaje -y en la vida-.

Eternamente agradecidos y ¡feliz día del locutor "uncle" Quique!

Maru y Martín