Al fondo a la derecha, bien al fondo

Hay  grandes detalles que diferencian a un viajero de un turista. Y uno es las condiciones en las que acepta y se predispone a viajar. 

“Viajar implica sacrificar cierta comodidad, algo que puede ser tan imperfecto como quedarse quieto”.

Y si hablamos de incomodidades, el baño ocupa el puesto número 1. 

Siempre decimos que la kombi es todo menos baño.
En Huella dormimos, cocinamos, comemos, leemos, tomamos mate, viajamos, pero para ir al baño inevitablemente hay que salir.

¡En la kombi NO!

Y el baño ajeno nunca resulta tan cómodo como el propio y hasta puede no ser tan limpio como el de casa, pero ante la necesidad uno siempre junta las manos, mira al cielo y lo agradece como si fuera un verdadero trono faraónico.  

Allá vamos.

Tripa corazón y al baño.

Durante éstos 2 años de viaje y en nuestra reciente visita a Buenos Aires la pregunta del millón sigue siendo “¿cómo se las arreglan con el baño?”.

La respuesta es...y bue, uno le va encontrando la vuelta. 

El baño no siempre es un lecho de flores.

Pero hay detalles importantes a saber, sobre todo si sos de los/as que:

-No pueden vivir sin bidet.

-Necesitas tu tiempos de inodoro (muchas veces con revistero incluído).

-Consideras fundamental bañarte todos los días.

Si estás decidido a emprender un viaje largo sin ser turista tené en cuenta que deberás enfrentarte a la misión de rebuscarte el baño a diario. 

Debemos advertirte que te olvides de que existe algo llamado “bidet” porque desde Bolivia hasta México no vimos ni uno. 

Mía, nuestra gata ♥

Sin dudas ser viajero es, entre otras cosas, enfrentarse a estos retos cotidianos y en el afán por viajar nos adaptamos y los superamos.

Sabemos que una mañana podemos levantarnos en la habitación de un hotel, hostel, casa de un amigo o couchsurfing y tener un baño a disposición. Pero desconocemos si a la noche tendremos que salir de expedición en el medio de la nada, lo cual puede terminar siendo una gran aventura (siempre depende con los ojos con lo que lo quieras ver).

Se hace donde se puede.

Hay opciones para todos los gustos.

También hay baños en los que nos queremos quedar a vivir.

Es inevitable no llevar un ranking de los baños por los que pasamos durante los últimos 24 meses.

Baños que, de alguna manera, fueron un triunfo a la voluntad de viajar. 

Una ducha es una ducha.

Y un inodoro es un inodoro.

Y un baño hasta puede ser una cocina para -como en éste caso- hervir los fideos.

En definitiva Nietzsche tenía razón cuando decía "El que tiene un porqué para vivir, puede soportar cualquier cómo".