Cusco no es sólo Machu Picchu

Cruzamos de Bolivia a Perú por Puno, pasamos la noche, y seguimos nuestro camino hacia Cusco.
Llegamos de noche y nos encontramos con un Cusco encendido.
Hace frío y mucho, pero ni los 2 grados de temperatura impiden sentarse en uno de los bancos de la Plaza de Armas a contemplar la imponente catedral, la fuente que va mutando de amarillos, azules y rojos y las banderas multicolores que flamean alrededor de toda la ciudad.
Cusco desde la altura.
Y cuando la última estrella se apaga, Cusco sigue encendido. El sol de la temporada seca en Perú ilumina las veredas empedradas y calienta hasta al más friolento.
Las vistas de la capital Inca desde los miradores que la rodean resultan increíbles y una multitud de toritos asoman por los techos augurando suerte para quienes viven dentro de las casas.
Cusco no es sólo Machu Picchu. Cusco es andar por su callecitas empinadas. Cusco es descubrir vestigios de la civilización inca en sus rincones, Cusco es saborear los platos riquísimos, abundantes y muy baratos que preparan en los mercados. Cusco es cruzarse con viajeros de todo el mundo. Cusco es descubrir que el cuy se come en un plato típico llamado Chiri Uchu.
Cusco vive encendida y, como nos dijo Willy, nuestro amigo cusqueño,es un lugar que jamás se olvida porque atrapa y no te deja ir fácilmente.
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