Nuestro tiempo es HOY


Llevamos 13 días en la ruta y 1249 kilómetros.
Un día por San Nicolás para bautizar a Huella y nos internamos en Córdoba.
Ya pasamos por Bell Ville, Río Cuarto, Villa General Belgrano, Santa Rosa de Calamuchita, El Durazno, La Cumbrecita y Alta Gracia.
Ahora estamos en Córdoba Capital detenidos un poco por la lluvia, otro poco para ponernos al día con los mails, actualizando la página, descargando fotos y también porque recibimos la invitación de los chicos de www.aldeahostelcordoba.com para hospedarnos y, para serles sinceros, nos gustó esto de sentirnos un ratito como en casa.
Ojo, no desmerecemos para nada nuestro hogar andante, ya nos acomodamos bastante bien sobre las cuatro ruedas: le tomamos el tiempo a cocinar sobre la garrafa, ya sabemos cómo es el operativo para engañar a los mosquitos, bichos de luz, polillas y todo tipo de insectos y que queden afuera a la hora de dormir, tenemos cada cosa estrategicamente acomodada, en fin, pero...dos días en una cama, yendo al baño cuando necesitamos -total está a 2 pasos y no hace frío-, cocinando en el microondas, comiendo sentados en sillas y sobre una mesa no vienen para nada mal.
Todavía tenemos bastantes círculos sobre el mapa cordobés sin tildar y encima a cada paso que damos nos recomiendan nuevos e imperdibles lugares. 
Al ritmo que vamos, creemos que a México llegaremos en el 2020!
Pero bueno, después de todo este viaje no es una carrera contra el tiempo, sino todo lo contrario; vivir el momento presente, aprovecharlo, degustarlo y disfrutarlo.
Al fin y al cabo todos tenemos el mismo tiempo, ni más ni menos que 24 horas por día. 
La diferencia es lo que cada uno elige hacer y el cómo hacerlo. Y se nos viene a la cabeza la frase de John Lennon: “La vida es aquello que pasa mientras hacemos planes para el futuro.” 

Programa #01 - Desde Santa Rosa de Calamuchita

Estamos en Santa Rosa de Calamuchita, Córdoba, en un camping hermoso rodeado de cerros, arroyos, árboles y linda gente. Llevamos 3 días acá y antes de despedirnos hicimos nuestro programa número 1 (de a poco le agarramos la mano para animarnos a hacer radio en vivo).


Pablo nos contó sobre los beneficios de la equinoterapia.

Programa #00 - Desde San Nicolás

Estamos en San Nicolás, Cris y Oscar nos escoltaron el camino, el Padre Marcos ya bendijo a Huella, conocimos a la Virgen que, como nos advirtieron, tiene una mirada hermosa, dormimos en el camping municipal, peleamos con los mosquitos, recordamos a todos los que nos dijeron por qué no poníamos aire acondicionado, recibimos más donaciones e hicimos el primer programa en vivo  (pero sin avisar porque fue la prueba piloto).
Acá pueden escucharlo y verlo:

¡Feliz viernes en la ruta!


A todos los que se preguntan si el relojito que está a la derecha de la página suma en lugar de descontar, queremos confiarles un secreto:
Como saben, teníamos planeado salir a principios de febrero, pero la cantidad de donaciones que recibimos ameritó esperar unos días y así juntar más ropa, juguetes y libros para repartir.
Finalmente habíamos decidido partir el martes 14 pero… el lunes a la tardecita Huella se cansó y decidió no arrancar. Así que no nos quedó opción y el estreno de la cama con los colchones que cosieron Cris y la abuela Ketty fue en la esquina de Blanco Encalada y Triunvirato esperando a la grúa!
Sí, sí, así como lo leen, cenamos un pancho y una gaseosa en el cordón y luego a dormir hasta que el rugido del remolque nos despertó.




Tomándonoslo con calma, el martes lo dedicamos a terminar los preparativos –que nunca tienen fin- mientras esperábamos las noticias del mecánico. Por suerte, no fue nada grave y Huella volvió a casa pronto.
Estábamos decididos a cargar todas las cajas y el equipaje cuando bajara el sol pero, ¡sorpresa!, a media tarde se cortó la luz y por ende ¡nos quedamos sin ascensor!
Calculando que fuera un corte de algunas horas, cenamos y nos fuimos a dormir para despertarnos a la madrugada del miércoles, cargar todo y finalmente partir. Pero un día después todo seguía igual: sin luz y también sin agua!
Así que, queridos amigos nos entregamos a lo que decidiera el destino.
OM, OM, OM y una sonrisa.
Después de todo, sentimos que esto fue empezar a acostumbrarnos a los imprevistos. Que algo no planeado suceda en casa es una buena preparatoria para los caminos que están por venir.

Pero ahora sí, parece que todo volvió a la normalidad.
El jueves se hizo la luz y pudimos bajar todo por el ascensor.
Ya es viernes, Huella está lista, nosotros también.
Así que ponemos primera y ahora sí ¡BIENVENIDOS AL CAMINO y, como no podía ser de otra manera, FELIZ VIERNES!

En la Kombi Rutera entran todos!

Cuando planeamos este viaje eramos Martín y yo. 
Luego apareció Huella y nos transformamos en Kombi Rutera.
Un día nos hicieron una nota en la radio y empezamos a ser algunos más. 
Otro día llegó la tele y una avalancha de nuevos amigos nos sorprendió alegremente.
Quedarse contestando uno a uno mensajitos y mails hasta bien entrada la madrugada fué una satisfacción enorme y a partir de cada saludo, deseo, regalito, donación o confesión de sueños compartidos, comprendimos que ya no eramos 3, sino que estamos llevando a viajar a muchos de ustedes. 
Por eso, a pocas horas de tomar la ruta, sólo queremos decirles con el corazón ancho de alegría: Bienvenidos. ¡En la Kombi Rutera entran todos!
Y sino miren...

Kombi - Nación

Ayer, junto con los amigos y la familia nos reunimos a celebrar.
Hubo muchas risas, fotos con Huella, brindis, recomendaciones, abrazos, lindos deseos y hasta parece que se levantaron apuestas para ver hasta dónde llega la Kombi Rutera.
La verdad tanto cariño nos dejó sin palabras, pero como siempre algún amigo acude a nuestro auxilio, qué mejor que compartirles las bellas palabras que nos regaló Javi.
En una noche de "hasta luegos", ya que no creemos en las despedidas, sólo podemos sintetizar todo lo que sentimos en un gigantesco GRACIAS!.


LA HISTORIA DE MARTÍN, MARU y LA KOMBI

Los que conocemos a Martín y a Maru, sabemos que ellos nunca fueron dos personas convencionales. Pero , si cabía alguna duda, desde que compraron la camioneta, ellos se convirtieron en una de las parejas más especiales del planeta.

De entrada, la relación dependía de sus propios convenios. Pues Martín, al principio no quería mostrarse muy convencido, pero ella nunca se sintió fuera de combate.

Por suerte entre los dos hubo combustión y después de muchos momentos importantes, lograron lo que toda pareja quiere: convivir.

Para los dos ha sido lo más conveniente, ya que todos vemos que se llevan bien, que se admiran recíprocamente, que se perdonan mutuamente; o sea, que están muy bien combinados, y al fin y al cabo eso es el amor, ¿no?

El tiempo fue pasando y hoy, a pesar de estar en una época de tecnología y convergencia, se convencieron de viajar de una manera artesanal.

Con mucha convicción, compraron una camioneta y de a poquito están convirtiendo su sueño en realidad. Para lo cual van a necesitar mucho combustible, tanto líquido como espiritual. Con el primero, deberán prestar atención al tablero; con el otro, no van a tener inconveniente, porque con el aliento de todos nosotros, sus amigos y familiares, la camioneta va a andar sola.

Esperemos que la convivencia en todo este viaje les sea fácil.  Como los vamos a extrañar mucho nos juntamos en este convite al que fuimos convocados para despedirlos.

Y es que ellos, con todo lo que tienen que preparar para salir, igual se hacen el tiempo para convidarnos unos tragos y dejarnos brindar junto a ellos para desearles un feliz viaje.

Seguramente recorrerán muchos paisajes, playas, montañas, algún que otro convento. Tal vez se vuelvan famosos, y cuando lleguen a alguna gran ciudad los esperen convenciones de personas convulsionadas que saludarán su paso. Y como se sabe que llevan estampitas de Pugliese, hasta pueden convertirse en dos seres milagrosos, y muchas personas que necesiten ayuda divina se acercarán a tocar la Kombi, tal vez para pedir que algún familiar enfermo tenga una rápida convalecencia.

Cómo sea, ellos dos tenían un sueño, y están a punto de cumplirlo, ellos ya viajaron y recorrieron casi todo el mundo, pero esto es diferente… Porque este viaje tiene más de un sentido, y ya se escucha en más de una conversación que la camioneta es mucho más que un vehículo, es la casa donde van a vivir, la mesa donde van a comer, la cama donde dormirán abrazados, es el hogar donde encontrarán contención. Esta camioneta (como dice nuestro amigo infinito) representa a todo un país que está detrás… Esta camioneta no es una camioneta y nada más. Esta camioneta es a la vez, una KOMBI y un PAÍS. Una auténtica KOMBI-NACIÓN...

Los vamos a extrañar mucho.
Javier y flia.
Los que sobrevivimos hasta altas horas de la madrugada.

Sentimientos previos a viajar

Hace mucho soñamos este viaje y aproximadamente un año que lo venimos preparando: ahorrando plata, buscando kombi y luego acondicionando a Huella, leyendo páginas de amigos viajeros, mirando mapas, pensando y sintiendo la manera en que deseamos este nuevo camino.
Y siempre sentíamos que faltaba mucho. Ahora, que ya tenemos fecha y que nos comprometimos ante tantos seguidores viajeros, los sentimientos aparecen contradiciéndose uno al otro.
Estamos agotados física y mentalmente del sinfín de cosas que hacemos en el día, pero a la hora de dormir damos vueltas y vueltas y nos levantamos con una adrenalina donde el “buen día, ¿cómo dormiste?” fue reemplazado por las preguntas “¿qué hay que hacer? ¿qué nos falta comprar? ¿Qué itinerario armamos para hoy?”.
De la comida ni hablar. Hace días no sabemos de qué hablan los nutricionistas cuando dicen “4 comidas diarias”. Lo nuestro son puras colaciones acompañadas por la infusión mate a toda hora.
Por otro lado, pareciera ser que nos vamos a lugares donde jamás voy a ver un alfajor o un helado o un pedazo de queso o una porción de vacío y cuando arranco soy un barril sin fondo. ¡Sí! La ansiedad me está matando (o es la excusa que pongo para engordar sin remordimientos).
En cambio al compañero masculino del viaje, el estómago se le cierra y nunca tiene hambre. Y ahí peor, la gorda queda más en evidencia!
Hace unos días decíamos que bueno sería arrancar sin avisar y llamar a los varios kilómetros para contar que ya estamos en camino. Las despedidas son terribles. Se nos anuda la panza, los abrazos nunca son demasiados, no hay manera de evitar el “te voy a extrañar” y toda clase de sentimentalismos que hacen a la ocasión. Pero a la vez armamos la agenda como un croquis donde hoy tenemos partido despedida con los chicos del fútbol, mañana pizzas en la casa de los amigos del curso, un asado con la familia de uno, otro asado con la familia del otro, mateada con las amigas de siempre y aunque sea un cafecito cortito para vernos con aquel compañero del trabajo que hace años no vemos pero nos quiere y queremos despedir!
Y así pasan estos últimos días: tratando de mantener el orden dentro del desorden, intentando la calma con mucha ansiedad, queriendo salir rápido a la ruta pero deseando que el tiempo pase lento para terminar con todo lo que nos falta hacer, felices por lo que estamos viviendo pero llorando a moco tendido con cada “hasta luego”, tranquilos porque sabemos que todo saldrá bien pero nerviosos por la incertidumbre.
En fin, así estamos por estos días: Aprendiendo a fluir.
Dejando que lo que suceda, ocurra. Que el corazón guíe y los pasos sigan sus huellas. Mirando al frente sin predeterminar el futuro. Dejándose llevar por las cosas simples de la vida y no perder tiempo en lo inerte. Sentir los latidos del corazón y de a ratos volar. Soñar y luchar porque la vida sea la utopía de los sueños encarnados. Disfrutar de la vida, total…es sólo una.